Hijo de Teresa Díaz Sierra y Perfecto González Díaz, un socialista que ejercía de periodista y que se involucró activamente en la política de la II república en España y que años mas tarde, fue fusilado por su ideología política.
Al igual que su padre, Ovidio, desempeño el papel de periodista y tras su persecución política, decidió abandonar su natal España para emigrar a México.
En 1939, se embarcó en el buque inglés “Sinaia” junto a su esposa, embarazada, rumbo a México. Después de seis meses a bordo, finalmente el (fecha) tocaron tierra en Veracruz. Al llegar a México, fue una vida complicada y un poco dura, las esperanzas de volver a España al termino de la guerra cada vez se veían mas remotas y lejanas. Llegaron sin nada, únicamente con una valija que contenía documentos que les proporcionaban una identidad y un par de prendas que les proporcionarían vestido por los siguientes meses. Se establecieron en una vecindad cerca del centro de la Ciudad de México, y poco a poco, en conjunto con los demás exiliados, fueron creando una comunidad donde se apoyarían entre colegas y lucharían por tener la vida por la cual habían decidido abandonar su natal España. Triste fue llegar a México con las manos vacías a excepción de una valija, la cual contaba Ovidio que era su mas preciado tesoro. Dentro de ella, venían sus memorias. Había varias fotografías, entre ellas, una de él de joven, otra de su querida esposa, una de sus padres y muchas otras más que desafortunadamente, se extraviaron con el tiempo. Hoy, casi 80 años después, me encuentro aquí escribiendo esta historia, narrando la gran historia de mi bisabuelo, mientras tengo frente a mi la famosa valija. No se exactamente que haré con ella, tal vez en algún museo se interesarían por ella, tal vez su contenido no vale nada, lo único que sé, es que me ha ayudado a comprender mejor de donde vengo y hacia donde puedo ir.
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